Nuestro nombre fue un regalo que nos hizo Pepe hace años sin darse cuenta.
Pepe forma parte de una empresa cuyos jardines manteníamos y cada vez que me veía saludaba diciendo:

- «¡Ya está aquí la chica de las plantas!»

Ese apodo cariñoso capturaba con gracia la esencia de nuestra labor.

Pero las raíces de esta pasión se hunden aún más profundo, entrelazándose con los recuerdos de mi abuela, una verdadera apasionada de la jardinería. Su jardín, un oasis en la ciudad, era el reflejo de su amor por la naturaleza. Tras su partida, aquel oasis de vida quedó sumido en el olvido, y con ella, una parte de mí. Fue solo cuando la vida me llevó de vuelta a ese hogar familiar, que sentí la llamada de la tierra bajo mis pies. Sin más herramientas que su recuerdo, me dispuse a revivir aquel jardín.

Lo que comenzó como un homenaje personal se transformó en una vocación. Cada brote que surgía, cada flor que se abría, era un paso más en un camino que ya no tenía vuelta atrás.

"La Chica de las Plantas" hoy representa a un equipo comprometido con una misma misión: el respeto y cuidado de la naturaleza; reflejando la sinergia de la energía femenina con el espíritu de la madre tierra.

Llanos Doménech
DISEÑADORA... Y JARDINERA